El paso de los años nos pasa factura en todo el cuerpo, pero quizás se note más en la cara porque es nuestra carta de presentación.
En el estudio de las causas del envejecimiento cutáneo podemos distinguir una línea debida al progresivo deterioro metabólico y al hecho de que el envejecimiento esté probablemente determinado genéticamente. Esto es lo que llamamos reloj biológico. Pero además, también hay una serie de factores externos que justifican que individuos de edad similar muestren grados de envejecimiento muy diferentes, como son la exposición al sol u otras fuentes de radiación, la polución ambiental, la situación hormonal, la nutrición, el consumo de alcohol y tabaco, el estrés, etc.
No obstante y aunque actualmente las clasificaciones no se hacen por edad, sino por diversos signos que aparecen en la piel (con unos cuidados constantes y convenientes encontramos personas de edad madura con una piel joven y con reducidos signos de envejecimiento) se pueden hacer estas distinciones por edades.
La Dra. Carmen Fernández, de la Sociedad Española de Medicina Estética recomienda:
A los 30…
Empiezan a aparecer las primeras arrugas; se manifiesta el fotoenvejecimiento temprano y pueden verse poros abiertos, así como acné o mínimo acné cicatrizado.
A esta edad, los tratamientos que más se suelen recomendar son los peeling químicos superficiales y dermoabrasión que mejoran las posibles cicatrices de acné y mejoran el aspecto general de la piel; las cremas antiarrugas; y para las personas que gesticulan mucho es conveniente alguna sesión de toxina botulínica ya que retrasa de forma importante la formación de las arrugas.
A los 40…
El fotoenvejecimiento cutáneo ya es de carácter moderado y pueden aparecer manchas oscuras, llamadas lentigos. La queratosis es palpable pero todavía no es visible, pero comienzan a marcarse líneas paralelas a la sonrisa y arrugas en movimiento.
Los tratamientos para esta edad son el peeling químico superficial de forma programada, el relleno de arrugas, el empleo de la toxina botulínica con una periodicidad de entre seis y ocho meses, las cremas antiedad y la prevención a base de preparados de soja y antioxidantes orales.
A los 50…
En la década de los 50 se producen una serie de cambios hormonales como consecuencia de la menopausia y suelen influir directamente en la piel. A los 50 el fotoenvejecimiento es avanzado y disminuye el espesor y la celularidad de la dermis y la epidermis. Surgen diferencias de pigmentación, arañas vasculares y la queratosis ya es visible, al igual que las arrugas sin movimiento.
Un peeling profundo y la acción del láser resurfacing mejorarán el aspecto de la piel en general lo que proporciona al profesional un marco adecuado para tratar problemas concretos. Por otro lado, con la radiofrecuencia se conseguirá mejorar la flacidez. Respecto a la disimulación de las arrugas, sobre todo de la zona peribucal se aconseja hacer una remodelación labial, rellenar los surcos nasogenianos y las comisuras bucales. El tercio superior se hará con toxina y relleno en las arrugas más profundas. Finalmente para reconstruir el óvulo de la cara se emplea la mesoterapia facial y radiofrecuencia.
A los 60…
Los síntomas del paso del tiempo son mucho más marcados: fotoenvejecimiento severo, aparición de arrugas en toda la cara, piel seca, atrofia cutánea, flaccidez, hirsutismo y arañas vasculares, entre otras.
Para esta etapa de la vida se recomienda la mesoterapia facial con ácido hialurónico y vitaminas que mejorarán la elasticidad, la turgencia y el tono de la piel y mantendrán una correcta hidratación que estimula la actividad celular. También están indicados los complementos nutricionales a base de ácidos grasos poliinsaturados (omega3) para una correcta hidratación y conservación de la epidermis; antioxidantes y antirradicales libres: vitaminas A-E-C, glutation, zinc, selenio y Beta carotenos. Y por otro lado, destacan los tratamientos despigmentantes como el peeling y láser y las cremas, los rellenos de arrugas, la toxina botulínica o las cremas reafirmantes.
Consejos para todas las edades:
- La dieta es fundamental para mantener una buena función antioxidante. Clave en la alimentación es recomendar un alto consumo de frutas, verduras y ensaladas, repartirse en cuatro o cinco veces al día, agua abundante y mantener un peso adecuado.
- Complementos nutricionales: vitaminas y antioxidantes.
- Ejercicio físico practicado de una manera regular y de forma adecuada es determinante en la mejora de salud y el bienestar de la persona. Se recomienda combinar un ejercicio aeróbico con un entrenamiento de fuerza.
- Protección solar adecuada. Aunque se repite constantemente, es la principal causa del envejecimiento cutáneo y de las lesiones malignas.
- Limpieza diaria de la piel complementado con peeling mecánico una o dos veces por semana.
- Uso de cremas adecuadas para cada edad: hidratantes de día y nutritivas de noche.
- Seguir el consejo de su médico estético que adecuará el tratamiento dependiendo del tipo de piel y sus características personales.
Dra. Carmen Adell Aparicio